viernes, 22 de mayo de 2020

Liviano

Las manos sucias y la conciencia limpia,

el folio lleno por la pena que alberga,

los pecados sin enmendar,

los llantos sin nacer,

así crecimos;
trabajando y escribiendo relatos a las tantas,

reliquias olvidadas en esos viejos muebles

viejos sueños sobre esos papeles,

sintiéndonos culpables,

sintiéndonos miserables,

sintiendo el peso del presente en la espalda,

y la incertidumbre del mañana en la garganta,

sin saber que el peso ligero de la conciencia intacta,

nos salvará

de 

todo

este desastre.


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