Consúmeme,
despedaza cada rincón de mi ser
pero no me tortures más con días de hastío
con días donde los relojes están quietos,
y todo el tiempo parece muerto
y muere con él todo rayo de luz,
toda gota de lluvia,
ni un soplo de viento,
el humo denso del tedio nublando mi vista
nublando el sosiego,
mi vida.
Caen las horas muertas sobre mi espalda,
el peso paraliza mi cuerpo
congela cada milímetro de mi pensamiento
el deshielo de los ojos,
el invierno siberiano del corazón,
y caen los minutos difuntos en mis párpados,
recorren el largo pasaje de mis ojeras.
Nada de pluma,
sin ni siquiera luz de luna,
ya no quiso ser mi musa
desierta la vida como mi duna,
después de tantos pecados
después de tanta culpa
será que esta es mi fortuna,
será eso.
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